Para los honrados, una revelación es una ocasión feliz, la comprensión de una verdad divina. Pero para los malvados, las revelaciones pueden ser más terroríficas cuando los secretos oscuros salen a la luz y los pecadores son castigados por sus actos.
Las revelaciones pueden ayudarnos a aceptar lo que más necesitamos. Exponer los secretos que tan desesperadamente queremos ocultar, e iluminar los peligros que tenemos alrededor. Pero más que nada, las revelaciones son ventanas hacia nuestro verdadero interior, tanto lo bueno... como lo malvado. Y los que se quedan en un lugar intermedio, con el último poder de destruir lo que más queremos.
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