Nuestra verdadera identidad es a menudo difícil de definir, incluso para nosotros mismos. Eso nos hace cuestionarnos nuestro carácter, nuestra vocación, hasta nuestra propia existencia. En la mayoría de los casos el tiempo proporciona claridad, pero para algunos, esas cuestiones siguen sin respuesta. Pues la identidad no puede definirse plenamente cuando se guarda en secreto.
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